martes, 6 de mayo de 2014

De cien años de soledad a 200 de publicidad, pasando por las mariposas amarillas

García Márquez me cautivó cuando tenía 15 años, después sus lecturas se volvieron un poco cursis. Cuando muere, pienso en publicar un cartón donde me burle, no tanto de él o de su muerte, sino de los lectores o villamelones que amaban lo que para mi se había vuelto meloso y aburrido. Las fotos recurrentes de Gabriel pintando dedos hacia nuestros compañeros fotoperiodistas, y que eran una delicia para la fanaticada garciamarquesiana, fue el ícono que escogí para reírme de ellos, coronado con un titulo propagandístico... sin embargo, platicando con mi editor del periódico coincidimos en varias cosas, una de ellas tiene que ver con que a ellos no les gustó mi irreverencia y a mi no me convenció ser tan cruel con un hombre que podría ser criticado como literato, pero como periodista fue otra cosa... ayudó mucho al gremio en toda su extensión, con capacitación, apoyos y enseñanzas, esto es, muchos, aunque directamente no recibimos nada de él, fuimos beneficiados por su labor proprensa, con los trabajos valientes, con buena prosa y sobre todo éticamente implacables de muchos estudiantes de su fundación, entre ellos, varios amigos míos. Es por eso que al final, después de pensarlo bien, decidí homenajear a un hombre en toda su obra: en su persona y en su camino... de su ideología, pleitos postboom latinoamericano y demás historias platicaremos en otra ocasión... 
Cartón propuesto para El Economista después de la muerte de García Márquez
Publicado en El Economista el 21 de abril del 2014

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